Palacio Municipal de Tandil
Durante mi estadía en Tandil, tuve la suerte de toparme con un lugar que no conocía en absoluto, claramente me suponía que había algún edificio de la municipalidad, pero no pensé jamás en eso, conocerlo fue una total casualidad: el Palacio Municipal de Tandil. Lo curioso es que ni siquiera estaba abierto al público cuando llegamos, pero el personal de seguridad fue tan amable que nos permitió entrar a mí y a mi amigo para recorrerlo un poco. Tengo que resaltar nuevamente la amabilidad del personal que ahí estaba presente.
Desde afuera, el edificio tiene una apariencia bastante particular. De hecho, lo primero que pensé fue que parecía una iglesia por su arquitectura imponente y su fachada clásica. El primero que entró fue mi amigo, para mí era evidente que estaba cerrado, pero él preguntó si podíamos entrar un momento, que veníamos de muy lejos, y ya una vez adentro la sensación cambia completamente. El interior del Palacio está lleno de historia. Es como hacer un viaje en el tiempo por la historia de Tandil. Uno de los primeros detalles que me llamó la atención fue una pared enorme con fotos de todos los intendentes que ha tenido la ciudad a lo largo de su historia.
El edificio en sí es enorme, con salas amplias donde se llevan a cabo reuniones importantes. Pero hubo una sala en particular que me llamó la atención porque había mucho rojo en ella. Ahí sí no pudimos ingresar, pero tomé fotos desde la ventana para que puedan tener una idea de cómo era ese lugar.
Otro de los tesoros del Palacio Municipal es su jardín. No esperaba encontrarme con un espacio verde tan amplio y bien cuidado ahí dentro. Tiene una gran variedad de árboles y flores, y se nota que le ponen mucho amor al mantenimiento. A pesar de que el día estaba nublado y el edificio cerrado, ese jardín le daba vida al lugar. Caminamos un rato por ahí, sacamos algunas fotos, y simplemente disfrutamos el momento, un lujo absoluto.
Otro de los tantos lindos detalles fue la Plazoleta de las Personalidades. Es un rincón especial donde hay figuras de concreto de personas destacadas de Tandil. Entre ellos están René Lavand, Osvaldo Zarini, Juan Carlos Pugliese, Alicia Brivio, Santiago Selvetti y Luis María Macaya. Me pareció un hermoso homenaje a gente que dejó huella en la ciudad. Espectacular, ojalá puedan apreciar un poco a través de mis fotos.
Obviamente, al estar cerrado, no pudimos ver cada rincón con buena iluminación ni recorrer todas las salas con detenimiento. Pero aun así, la experiencia fue maravillosa. Me sentí afortunado de haber tenido la oportunidad de entrar, aunque sea un rato, y conocer este lugar que representa tanto para la identidad de Tandil.
Fue el cierre perfecto para mi recorrido por la ciudad. No lo planeé, no lo tenía en el mapa, pero terminó siendo uno de los momentos más lindos del viaje.
Me voy de Tandil con una sonrisa, agradecido por todo lo vivido y con la certeza de que volveré. Porque esta ciudad tiene algo especial, y sé que todavía me quedan muchos rincones por descubrir. Enamorado de Tandil. Espero volver para conocer mucho más.
E N G L I S H
Municipal Palace of Tandil
During my stay in Tandil, I was lucky enough to stumble upon a place I didn’t know existed at all. Of course, I assumed there had to be some sort of municipal building, but I never imagined it would be this one — discovering it was a total coincidence: the Palacio Municipal de Tandil. The funny thing is, it wasn’t even open to the public when we got there, but the security staff was incredibly kind and allowed my friend and me to go inside for a quick look. I really have to emphasize how friendly and welcoming they were.
From the outside, the building has a very particular appearance. In fact, the first thing I thought was that it looked like a church, with its imposing architecture and classical façade. My friend actually went in first — I thought it was clearly closed — but he asked if we could come in just for a moment since we were visiting from far away, and once we stepped inside, everything changed. The interior of the Palace is full of history. It’s like taking a trip back in time through Tandil’s past. One of the first things that caught my eye was a huge wall filled with portraits of every mayor in the city’s history.
The building itself is massive, with spacious rooms where important meetings are held. One room, in particular, caught my attention because it was filled with red — deep red everywhere. We couldn’t go into that one, but I managed to snap a few photos through the window to give you an idea of what it looked like.
Another hidden gem of the Municipal Palace is its garden. I honestly didn’t expect to find such a large and well-kept green space there. There’s a wide variety of trees and flowers, and it’s clear that a lot of love and care goes into maintaining it. Even though the day was cloudy and the building officially closed, the garden gave the whole place so much life. We walked around for a while, took some pictures, and just soaked in the moment — it felt like such a treat.
One of the other lovely details was the Plazoleta de las Personalidades (Square of Personalities). It’s a special corner with concrete figures of some of Tandil’s most notable citizens. Among them are René Lavand, Osvaldo Zarini, Juan Carlos Pugliese, Alicia Brivio, Santiago Selvetti, and Luis María Macaya. I thought it was a beautiful tribute to people who made a lasting impact on the city. It was spectacular, and I hope my photos give you a little glimpse of its charm.
Of course, since it was closed, we couldn’t see every corner properly or explore all the rooms in detail with good lighting. But even so, the experience was absolutely wonderful. I felt lucky to have had the chance to go in, even if just for a little while, and get to know a place that holds so much of Tandil’s identity.
It was the perfect way to wrap up my visit to the city. I didn’t plan it, it wasn’t on my map, but it ended up being one of the most beautiful moments of the trip.
I leave Tandil with a smile, grateful for everything I experienced, and certain that I’ll be back. This city has something special, and I know there’s still so much more for me to discover. Truly in love with Tandil — I hope to return and explore it even more.
