ENG
We traveled from Santiago to Buenos Aires by car, and it was a really long trip. In total, we spent about 17 hours on the road. We left very early in the morning, with the car loaded, coffee in hand and eager to get there. At first we were very excited, but as we drove along the road, the scenery became more and more monotonous. Long stretches of flat land, few trees and almost no movement. At times it seemed like the road would never end.
Despite the repetitiveness of the scenery, I really enjoyed the trip. I love to travel, even if it is by road and without much to see. The sensation of moving forward, of changing places, of crossing borders... there is something special about it. We were chatting, listening to music, eating things along the way and, of course, making some stops to stretch our legs. We arrived at about midnight, since we left Chile at 2 in the morning.
Arriving in Buenos Aires after so many hours was an incredible feeling. We were tired, but happy. I would definitely do it again. There is something about those long trips that I love, perhaps because they allow you to disconnect from the day to day and connect with the journey itself. Sometimes, the journey is almost as beautiful as the destination. I would definitely repeat the experience.
ESP
Viajamos desde Santiago a Buenos Aires en auto, y fue un trayecto realmente largo. En total, duramos unas 17 horas en la carretera. Salimos muy temprano por la mañana, con el auto cargado, café en mano y muchas ganas de llegar. Al principio estábamos muy emocionados, pero a medida que avanzábamos por la ruta, el paisaje se volvía cada vez más monótono. Largas extensiones de terreno plano, pocos árboles y casi nada de movimiento. Por momentos parecía que el camino no iba a terminar nunca.
A pesar de lo repetitivo del paisaje, disfruté mucho del viaje. Me encanta viajar, aunque sea por carretera y sin muchas cosas para ver. La sensación de avanzar, de cambiar de lugar, de cruzar fronteras... tiene algo especial. Fuimos conversando, escuchando música, comiendo cosas en el camino y, por supuesto, haciendo algunas paradas para estirar las piernas. Llegamos como a las de la noche, desde las 2 de la mañana que partimos desde Chile.
Llegar a Buenos Aires después de tantas horas fue una sensación increíble. Estábamos cansados, pero felices. Sin duda, lo repetiría. Hay algo en esos viajes largos que me encanta, quizás porque te permiten desconectar del día a día y conectar con el trayecto mismo. A veces, el viaje es casi tan lindo como el destino. Sin duda repetiría la experiencia.
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